domingo, 25 de diciembre de 2011

Ser gimnasta; más que un sentimiento.

Porque la gimnasia no es un simple deporte, es muchísimo más. No es solo una simple coreografía con un bonito maillot decorado con lentejuelas, telas o un simple vestuario y purpurina por encima, no, no! Son horas y horas de entrenamiento, tiempo de dedicación, lagrimas derramadas, caídas pero de las que siempre te levantas para seguir intentandolo, es disfrutar de cada ejercicio en el tapiz, llenarte de purpurina y ponerte mas guapa que nunca para salir a actuar.
Esa sensación cada vez que haces un mortal es increible, la sensación de que te sale un elemento del que llevas tiempo intentando que salga, la sensación de aprender cada día más y más,la sensación de clavar un elemento, la sensación de volar aunque sea solo unos segundos es incomparable a todo lo demás.
Tener siempre las mismas ganas o más que con las que empezaste, tener esas ganas de seguir aunque te falte el aliento, que mires a tu entrenadora y con una sola mirada te den ganas de seguir porque sabe que puedes hacerlo. Es un arte, una forma de vida, coraje, esfuerzo, caracter, responsabilidad... No es fácil y todo gimnasta lo sabe. ¿Cómo sé que la gimnasia es ya casi mi vida? Muy fácil, cuando cambié un cumpleaños por un entrenamiento, una salida con mis amigas por entrenar, pasar las navidades entrenando, un sabado y un domingo cualquiera entrenando...
Y, ¿mi entrenadora? La mejor, por supuesto.


























Cada cual tiene su mundo, el mio es la gimnasia